La aventura de poder tocar

 LA AVENTURA (O MÁS BIEN , VENTURA) DE PODER TOCAR

EN ALICANTE

Tener un proyecto musical, hacer canciones,  tener sueños, cumplirlos y hacer camino de todo ello, es algo fundamental en mi vida. Y a pesar de todos los imprevistos y mil trabas, es un camino que volvería a elegir sin lugar a dudas. La satisfacción de componer una canción, mostrarla a tu círculo más cercano y luego poder grabarla en un estudio como la habías soñado desde un principio en tu cabeza es algo sublime. Y ya poder tocar esas creaciones en directo le añade a todo eso un componente casi adictivo que es mágico. Todo aquel que haya creado algo de lo nada, sabe de esa íntima satisfacción que supone culminar una obra de arte ya sea en formato literario, artístico o en mi caso, musical.

Antes, ya os he anticipado que en ese camino es normal encontrarse problemas y escollos difíciles de salvar. Precisamente, de uno de los más graves que a mí entender suceden en nuestra ciudad quería hablarles.

Y es que Alicante es una ciudad dura para abrirse camino en el complicado mundo de la música.

Quizás por tener un carácter muy turístico, un benigno clima, nuestra propia idiosincrasia o por cualquier otra razón que se me escapa, no somos una ciudad que tenga muchos lugares donde poder acoger a todos aquellos músicos y artistas que crean y que evidentemente, quieren mostrar su creación para poder compartirla con la gente.

No es Alicante un lugar en el que abundan las grandes salas de conciertos. Las hay, por supuesto.

Estaba el Clan Cabaret o la Sala Stereo por poner dos ejemplos de salas de mediana capacidad que puedan albergar conciertos de grupos con ya bastante bagaje y capacidad para poder llenar un recinto de estas dimensiones.

Tenemos también sitios donde grandes grupos vienen y nos proporcionan grandes eventos.

Grandes empresas promotoras nos ofrecen, sobre todo en período estival, eventos de diferente estilo que por supuesto, no me atrevo a criticar porque además, me parece lícito e interesante para nuestra ciudad que existan estos grandes conciertos en lo que ahora se llama Área 12 en Rabasa o en los conciertos que se hacen en la Plaza de Toros o en los Jardines de Abril de San Juan. Estoy completamente a favor y es más, acudo a ellos cuando el grupo en cuestión me interesa.

Y lógicamente las empresas que organizan estos macro conciertos pagan su licencia de espectáculos en consonancia con la magnitud del evento.

Y ojalá la tasa a pagar por estas empresas sea justa y que puedan hacer negocio con ello además de por supuesto, poder ofrecernos una muy buena programación de conciertos. Hasta ahí, ningún problema. Entiendo que a las grandes empresas que organizan conciertos multitudinarios se les obliga a pagar una tasa, licencia y permisos en proporción a la afluencia de gente e importancia del evento que organizan. Y que luego ellos intentan rentabilizar esa inversión, faltaría más.

E imagino que en salas de concierto de tipo medio donde el aforo es de 200-500 personas también habrá una tasa, unas licencias y unos permisos que deben situarse en proporción al volumen de personas que acuden a este tipo de conciertos.

Que se entienda bien este artículo: no va en contra de los grandes eventos ni de las salas de concierto que ya están funcionando en la ciudad. Es más, ojalá les vaya genial y se multipliquen los eventos, las empresas, los lugares y las ganancias para todos.

El problema no es ese. El problema es que no todos los grupos son el grupo de moda del momento que llena Área 12 o el conjunto mítico del pop-rock que tiene el lleno asegurado allá por donde va.

El problema es que más abajo hay más grupos que no son tan famosos y que tienen la ilusión de seguir tocando. Y que son muy buenos también. 

Y estos grupos o solistas se encuentran con un ayuntamiento que ni quiere legislar ni le interesa en absoluto que Alicante sea un lugar donde la cultura musical no se reduzca a los grandes eventos.

Considero, llamarme raro, que uno de los grandes placeres de la vida es ir a un pequeño sitio (cafetería, bar, asociación cultural, tetería o similares) y disfrutar de un pequeño concierto mientras te tomas una cerveza o un refresco.

Ese cantautor que simplemente armado con su guitarra nos deleita con sus nuevas canciones o con versiones de sus grandes referencias musicales. O ese dúo de músicos que con una guitarra acústica, un teclado, algo de percusión, un bajo o cualquier otro aderezo nos brindan dos horas de música en un ambiente tranquilo, alegre y quizás lejos de un gran escenario pero con la magia que también proporciona poder mirar a los ojos a una pequeña audiencia de 10, 15 o 20 personas.

Y por supuesto no sólo músicos: monologuistas, pequeñas compañías de teatro, magos... Todo es cultura y merece su hueco, señores de los ayuntamientos y como es lo que me atañe, señores del Ayuntamiento de Alicante.

Pues ese tipo de pequeñas actuaciones están en peligro de extinción por una sencilla razón: Y es que para poder tener una programación de este tipo de eventos hay que tener una licencia de espectáculos que está completamente fuera del alcance económico de estos pequeños sitios.

La consecuencia final es que en muchas ocasiones carecer de esa licencia o impide que alguien pueda tener la idea de programar conciertos en su pequeño espacio o lo que es peor, que se atrevan a hacerlo y las acabe cayendo una multa que les disuadirá de programar nada más en su vida.

En mi humilde opinión, no puedes tratar a un gran evento musical o a una sala de conciertos igual que a un pequeño sitio.

Por supuesto, estoy completamente a favor de legislar para que todo lo que se realice sea de forma legal. Sí legal, pero equitativo también.

Está completamente fuera de lugar que un pequeño café, una asociación cultural o cualquier pequeño espacio deba realizar obras fuera de su alcance económico para adecuar ese espacio a conciertos. Si un café tiene capacidad para 15 personas que pueden estar allí tomando café, las preguntas a formular son:

¿Por qué no pueden estar tomando ese café y además escuchando a un músico que les amenice la tarde?

¿Por qué esa persecución a la música en pequeña escala?

¿Tanto os molesta la cultura que no tiene rédito económico a gran escala?

Nadie dice que esto se haga de forma ilegal. Se debe hacer siguiendo escrupulosamente unas condiciones que además las marca el sentido común y que las voy a presentar y si ustedes consideran que están desorbitadas o fuera de sitio me lo comentan tras la publicación de este artículo.

Los pequeños espacios que quieran programar actuaciones musicales o culturales de diversa índole deberían cumplir una serie de requisitos inexcusables:

a)Solicitar y pagar un permiso al ayuntamiento (que dado el volumen de negocio que estos pequeños eventos mueven debería ser de entre 100 a como mucho 300 euros al año).

b)Que por supuesto los que allí actúen no puedan hacer sonar sus instrumentos a un volumen que moleste (un cantautor con su guitarra cantando a veces a capela o con un pequeño amplificador molesta mucho menos que muchos otros lugares que no sufren esta persecución)

c)Que los eventos sean vespertinos y que acaben como mucho a las 22:00 horas para garantizar el descanso de la gente.

¿Son estos requisitos tan insalvables? ¿Es esto una petición salvaje y sin sentido?

Yo creo que no, que legislando para que estos pequeños lugares tengan libertad de poder programar estas pequeñas actuaciones lo que estaríamos consiguiendo es una ciudad que apuesta por su cultura, por sus artistas y por la base.

Que está muy bien que vengan los grandes astros del pop-rock nacional a los grandes sitios pero legislen ustedes para proporcionar licencias de pequeños eventos a estos lugares que están desangrándose, que son cada vez más escasos en la ciudad y que por miedo a multas y por no tener problemas ante la falta de iniciativa política para solucionar esto están cerrando.

Y con su desaparición lo único que conseguiremos es convertir Alicante en un solar cultural en el que lo único que importa es el macro evento y la fiesta. Que está muy bien pero que no está reñida con tener la sensibilidad política necesaria para que los pocos lugares que aún celebran estos pequeños eventos sigan adelante y que se pudieran sumar más lugares donde se pueda hacer una apuesta por la cultura en pequeño que por cierto , es la mas grande que hay.

Me da igual el signo político del ayuntamiento, no se esta una reivindicación partidista. Ni los que estuvieron antes ni los que están ahora tuvieron el más mínimo interés en proporcionar a estos lugares un acomodo legal realista y no desorbitado.

Esto mismo que hoy les escribo fue ya escrito por un servidor en un e-mail a la Concejalía de Cultura de Alicante tras un par de multas injustas a dos de esos lugares, que por cierto, acabaron cerrando.

¿Respuesta? Dar largas, citar leyes o asambleas que sinceramente me importan bien poco.

Las leyes están para cambiarlas y para eso están ustedes ahí, basta ya de palabrería vacía, no somos idiotas. Ustedes ocupan un lugar en el consistorio municipal para que las reivindicaciones justas tomen forma de ley municipal y que en este caso, den cobertura legal a esos pequeños lugares que quieran ofrecer una programación cultural y que en muchas ocasiones, han tenido que cerrar o están a punto de hacerlo rendidos a la evidencia de que nadie en esta ciudad apuesta por ellos.

No voy a citar los lugares donde aún se puede ir a ver y disfrutar un pequeño concierto de un cantautor, pequeño grupo de músicos, poetas o artistas en general (no sea que este artículo tenga el efecto contrario y vayan a caerles encima con esta ridícula ley que no les permite tener una licencia de espectáculos acorde a su capacidad y volumen humilde de negocio) pero desde aquí, gracias infinitas a esos espacios que lo intentaron sin apoyo alguno y tuvieron que abandonar su sueño.

Y gracias a los que todavía siguen en pie. Son como  la aldea de Astérix y Obélix que resiste ahora y siempre al invasor. Al invasor de la cultura pequeña, de base, la más bonita y auténtica que existe.

Licencias equitativas ya, es una vergüenza ver caer todos estos sitios.


JOSE FRANCISCO GARCÍA GISBERT

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